ENTREVISTA A JUAN CARLOS RODRÍGUEZ

Autor de la novela: ‘La vida imperfecta’

portada vida

Tras toda una vida de trabajo con jóvenes, el zubiense Juan Carlos Rodríguez Torres ha plasmado todas esas experiencias en una interesante novela juvenil titulada ‘La vida imperfecta’. La apuesta del escritor de La Zubia hacia el público juvenil es muy interesante, ya que les ofrece tramas con las que pueden sentirse identificados sin caer en el recuro fácil de un lenguaje callejero. Su estilo, cuidado y directo, puede ser un buen ejercicio para este tipo de lector al que suele ofrecérsele literatura consistente en transcripciones del lenguaje oral.

El viernes 24 de abril, Rodríguez estará en su pueblo para presentar su primera novela en un acto encuadrado dentro del programa de ‘La Zubia en letras’, organizado por el Área de Cultura del Ayuntamiento de La Zubia para conmemorar el Día Internacional del libro.

Hemos podido hablar con él y nos adelanta algo de la primera obra de la que promete ser una fructífera carrera literaria.

 

-¿Cuál es el argumento del libro?

‘La vida imperfecta’ es novela negra y su argumento gira en torno a la desaparición de un chico de 17 años de un centro de menores. Con la denuncia del caso,  aparece en escena el equipo policial que investigará los hechos. Es aquí donde la historia se desdobla. Se crean dos historias paralelas en las que, por un lado, investiga la Policía y, por otro, los amigos y la novia del desaparecido. Son dos historias paralelas que de vez en cuando se van tocando, aunque al final están condenados a encontrarse y a chocar.

Pero la obra, además, esconde muchas historias paralelas y nada es casualidad.

Así, el inspector de policía del equipo que se encarga de la investigación resulta ser un viejo conocido de la directora del centro de menores en el que ocurren los hechos. Ambos son viejos amigos de la infancia, coincidieron en un orfanato cuando eran jóvenes, e incluso se enamoraron. Luego sufrieron una separación muy abrupta y ya no volvieron a saber el uno del otro hasta que se reencuentran 20 años después, con todas las tensiones que eso puede provocar.

Dentro de ese equipo de policía se encuentra también otro inspector más mayor pero con un gran espíritu aventurero, y por una chica joven muy amiga de él. Todos tienen sus vidas, sus sentimientos, por lo que no te limitas solo a contar la historia, sino cómo la viven cada uno de los personajes. Aparece otras tramas: corrupción urbanística, trata de blanca, aparece un asesino a sueldo… Por tanto, es novela negra, pero también es novela de personajes, de contar la historia y la vida de cada uno de ellos.

-¿Cuánto de real tiene?

Todo y nada. Yo no soy policía, pero sí que he trabajado en un centro de menores. Creo que cuando escribes te puedes inventar escenarios, personajes… Pero no te puedes inventar sentimientos. Cuando hablas de amor, estás hablando de tu propia experiencia de amor, porque es la que conoces. Cuando hay miedo, tienes que recordar tus miedos para saber cómo se sienten los personajes. Cuando hay una situación muy tensa, tienes que recordar situaciones tensas que tú has vivido para poder describirlas. Lógicamente, hay muchas escenas, muchos escenarios, personajes que son amigos, historias que te han pasado… aunque contado de otra manera.

-¿Por qué has elegido el género de novela negra para tu opera prima?

Ha sido un poco por cobardía. Me encanta la novela negra y las series policiacas. Me resultan muy divertidas e interesantes. Cuando decidí enfrentarme a una novela pensé que iba a ser más fácil hacerlo con este género, que puedo controlar un poquito más, que meterme en otros temas más complicados, en historias más personales o históricas, que para ser la primera me podían costar mucho. Ahí me sentía más cómodo, pensé que podía ser más fácil y, la verdad, es que me ha ido bien.

-¿Tienes pensado seguir con tu carrera de escritor?

Estoy trabajando ya en una segunda novela de esta misma saga que, posiblemente se publicará el próximo año. Pero tampoco quiero centrarme solo en este género. Uno escribe lo que le va pidiendo el corazón y tengo proyectos en la cabeza, tanto de novela negra como de otro tipo.

-¿Qué género te gustaría tratar ahora?

Hay algo que me fascina, que son realidades que se pueden dar, como las que aparecen en las obras de Saramago. El autor crea realidades posibles, como en ‘Ensayo sobre la ceguera’, cuando pone al lector en la situación de que se produzca una epidemia de ceguera. ¿Qué pasaría? ¿Cómo sería la vida?… Ese tipo de cosas me llaman mucho. Ahora hemos vivido una crisis que pasó por su momento más duro hace unos años, y yo me imaginaba el sistema económico tal y como lo conocemos, si no hay trabajo, no hay dinero, ¿cómo funcionaría el mundo? No a nivel general, sino a nivel personal: mi familia, mis amigos, el pueblo… Imaginar ese tipo de realidades me resulta muy llamativo.

-Por tanto, entiendo, que por ahí girará tu próxima creación…

Sí, la verdad es que me gustaría escribir algo así, pero más adelante, cuando tenga un poco más de tablas.

-¿Por qué te decidiste a publicar un libro?

Realmente llevo toda la vida escribiendo, sobre todo poesía. Luego ya llegó la etapa más adulta y me centré, como todo el mundo, en la búsqueda de empleo, la creación de una familia, etcétera. Pero desde hace unos años me siento tanto a nivel laboral como mental, muy estable y muy tranquilo. Fue entonces cuando decidí embarcarme en esta aventura, sin saber si lo iba a conseguir o no, pero al final parece que sí, que lo he conseguido.

-¿De dónde salen los personajes, escenarios e historia de la novela?

La novela está ambientada en Granada capital, una ciudad muy sugerente para escribir por sus calles y su ambiente. En cuanto a los personajes, elegí a los adolescentes porque llevo toda la vida trabajando con ellos, los conozco, conozco sus sentimientos, su forma de sentir, de pensar… Pensé en un centro de menores porque pensé que es una realidad muy dura, pero también muy bonita. Quería hacerla presente a la gente. Y el resto de personajes van saliendo solos. Es decir, si aparece la corrupción urbanística, es porque la tenemos al día; la aparición de la trata de blancas, sin embargo, es casualidad, pero surge el personaje de una prostituta esclavizada. Y al surgir, comienzo a investigar sobre ese tema, que todos sabemos que existe aunque no lo queramos ver. Y al verlo y visualizarlo, quise darle más presencia en la obra para que la realidad llegue al lector.

-La presentación del libro en La Zubia, con motivo del programa conmemorativo del Día Internacional del Libro organizado por la concejalía de cultura, contarás con la compañía de tu maestra Paqui Sánchez.

Sí, ella fue mi maestra de lengua y literatura en mi época escolar. Era una maestra diferente, que pertenecía a un grupo de educadores que querían enseñar de otra manera, con una nueva pedagogía, una forma de enseñar que hiciese que los alumnos amasen la literatura, fueran capaces de crear… muy diferente a lo que estábamos y estamos acostumbrados. Y en mí provocó que, de pronto, escribiese mucho. Despertó ese literato que podía haber dentro de mi de una forma arrolladora. Tengo muy claro que, si soy escritor, se lo debo a ella. Al escribir la novela, recuperé el contacto con ella. El caso es que me sorprendió que siguiera conservando textos, dibujos y trabajos míos. Le ha hecho mucha ilusión que haya contado con ella para el proyecto. Para mi es como cerrar el círculo.

-¿Cuál crees que fue el secreto de tu maestra para fomentar el amor a la literatura?

Es complicado, pero su modelo didáctico era muy diferente al actual. Por ejemplo, no había exámenes de literatura. Tenía un método que consistía en que todos podíamos presentar un texto a un concurso semanal que organizábamos. Entre todos los alumnos votábamos el texto que más nos gustaba y, a partir de él, trabajábamos la gramática, el vocabulario, la ortografía… Las evaluaciones eran muy individualizada en la que cada alumno hacía un contrato con la profesora sobre el trabajo que realizaría en cada trimestre y, conforme cumplía sus objetivos, se le evaluaba de manera individual. Hacíamos mucho teatro, leíamos en clase… En cuanto a la pregunta, ahora existen métodos para motivar el amor a la lectura de los alumnos, como pueden ser las diferentes y variadas sagas de lectura (algunas hechas series y películas) para adolescentes que les motivan y les están volviendo a acercar a los libros. Lo que no hay que hacer, que se ha hecho durante muchos años, es obligar a los chicos a leer determinados libros para los que no están preparados y que los van a alejar de la lectura.10841787_10204952611727531_4805431602755432170_o

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